Normalmente, tras recibir la Maestría en el Sistema Usui Japonés, se recomienda continuar la formación en Reiki por el Sistema Tibetano-Tántrico, introducido por primera vez en España en 1994 por Antonio Moraga.
Este Sistema consta en total de 11 símbolos de poder, con los cuales se puede trabajar en profundidad el plano espiritual del paciente o practicante de Reiki, a través de la transformación y purificación de las emociones conflictivas, cuya base es la ignorancia. Esto hace posible sanar enfermedades de origen kármico, como pueden ser el cáncer o el SIDA, y recuperar la armonía entre los diferentes cuerpos y planos de conciencia.
De estos símbolos, cuatro son llamados "símbolos tibetanos" y siete son los "símbolos tántricos". Tres de los símbolos tibetanos fueron canalizados a Iris Ishikuro, discípula de la Maestra Takata, y uno lo recibió Antonio Moraga. Los símbolos tántricos provienen de las enseñanzas secretas de una encarnación posterior del Buda Shakyamuni, llamada Padmasambava, quien introdujo el Budismo en el Tíbet.
El objetivo de los símbolos tibetanos y tántricos es llenarnos de fuerza vital y elevar la energía kundalini, para nuestro crecimiento espiritual y la trascendencia del plano físico. Estos símbolos trabajan especialmente sobre los chakras.